Acortando las noches

Estacionaron afuera del local, allí aunque sonara extraño no corrian peligro de ser atacados por zombies, en esos barrios se habían congregado traficantes, proxenetas y toda esa fauna variada para divertirse, y las pandillas mantenían a raya a los infectados. Era un verdadero fuerte en un radio de 15 cuadras, sólo los más aguerridos se atrevían a entrar allí. Burns tenía varios contactos y, a cambio de armas, víveres o protección tenía pase liberado.

La música retumbaba en el club nocturno, entraron y saludaron a algunos tipos, en el escenario dos chicas realizaban su show en caños al son de una canción de Lady Gaga, el bar estaba lleno, las mesas de pool y las de poker también. Se sentaron en una mesa reservada para ellos, una mesera les trajo tragos por cuenta de la casa, el lugar era un de todo, y en el segundo piso estaban las habitaciones para satisfacer las necesidades de los clientes, unas 15 en total. Jonathan buscó con la mirada a Misha, una striper con la que tenía una "relación", la chica era despampanante y una de las estrellas del local. Por su parte Burns se entendía con la dueña, una pelirroja de armas tomar que se paseaba vestida con un ajustado vestido rojo vigilando que todo funcionara bien, el único que no tenía amiguita fija era Jensen y Jonathan se preguntaba si no tendría otros "intereses".

Bebió de su whisky y sonrió al divisar a Misha al pie de la escalera, terminó su trago de golpe y les dijo a sus compañeros:

- Nos vemos mas tarde chicos.

Caminó rápidamente escaleras arriba y dándole un apasionado beso a su chica desaparecieron dentro de uno de los cuartos.

Disfrutó su trago, Juliette se paseaba vigilante y le dedicó una sonrisa incitante mientras cambiaba su expresión para controlar a un par de ebrios que se estaban acercando demasiado a las señoritas que bailaban, le gustaba esa mujer poseía un vocabulario capaz de hacer callar hasta al marinero más mal hablado, y sus puñetazos eran dignos de ver. Esa mujer era toda una guerrera, observó las mesas de póker, luego iría a jugar una mano.

Jonathan no tardó en desaparecer con su rubia favorita, no se sintió celoso para nada, lo conocía demasiado bien como para eso y no creía en la exclusividad ni ninguna de esas tonterias, pero mientras bebía recordó a Metrejons, le había hundido los dedos en el hombro y seguro le dejaría una bonita marca. Algo tenía ese Sargento, algo que hacia que horas más tarde se continuara pensando en él, quería tenerlo bajo él, quería arrancarle ese maldito orgullo y volverlo tan dócil como a un corderito.

Pidió más whisky, encontraría a ese tal Speirs como fuera, aún no lograba acceder a su archivo de la ONU, pero Northman, que había llegado horas antes tenía un ordenador en su oficina, y si lograba dar con la clave podría acceder a las fichas de sus hombres...Se preguntaba que clase de sujeto sería el que era capaz de hacer que Metrejons se entregara y bajara la guardía. En un principio sospechó de Humprey, que pasaba pegado a las faldas de su líder, creyó que allí podría haber algo,pero tras vigilar, vio que estos no compartían habitaciones. Sin embargo cuando junto a Jonathan entraron a molestar al tímido soldadito, lograron sacarle que éste si estaba enamorado de su Sargento, y que se le había insinuado un par de veces,pero sólo obtuvo negativas por parte de su atractivo líder de ojos azules.

-¿Crees que Metrejons sea un asceta? - murmuró mirando a Jensen.

El whisky se le estaba yendo a la cabeza, y estaba pensando en regresar a la base, quería ver que hacia éste con el rehén y, si era capaz de torturar para sacar información. Eso era lo que sentía, que si llevaba a Jared suficientemente al borde, obtendría a una bestía capaz de hacer las cosas más brutales, Jared era demasiado centrado, como si estuviera representando un papel, como si le aterrara salirse del molde, a veces veía crueldad o fastidio en su bonito rostro,pero éstas desaparecían en segundos. Bebió su tercer whisky y se puso de pie, Jensen lo miró intrigado.

- Regreso a la base, pediré un auto...Quiero ver que está haciendo Metrejons con nuestro mercenario.

Le hizo un gesto de despedida a Juliette y salió del club nocturno rumbo a la base.

Estaba mirando hacia el techo, Misha dormía con la cabeza apoyada en su hombro y, allí lograba olvidar que en realidad era un verdadero hijo de puta, la chica no conocía su verdadero rostro ni las atrocidades que realizaba gustoso bajo órdenes de Burns. Acarició sus sedosos cabellos y tomó uno de sus rizos rubios, ella ni se movió. Sus manos estaban esposadas y recorrió con uno de sus dedos sus delicados brazos buscó a tientas en la oscuridad las llaves de las esposas, si la dejaba así, estaría entregandola en bandeja a cualquiera que entrara a la habitación. Tras tardar un rato, las encontró y se las quitó, las esposas habían dejado una marca en la piel blanca de la joven pero estaba seguro de que no se molestaría.

A ella también le gustaban esa clase de juegos...

Se sentó en la cama y su radio comenzó a sonar, malhumorado se levantó y se acercó a la ventana.

- ¿Que pasa? - exclamó con impaciencia.

La voz del soldado encargado de las comunicaciones se escuchó alterada, pero en breves palabras le dijo que unos zombies estaban atacando la base y que necesitaban a todos los efectivos allí, Jonathan lanzó una palabrota y dijo que iría enseguida, se vistió rápidamente y tuvo que encender la luz pues sus ropas estaban tiradas por todo el cuarto. La rubia despertó y se frotó los ojos adormilada.

- ¿Adonde vas? Aún es temprano - susurró.

Él se acercó a ella y la besó con suavidad.

- Hay una emergencia en la base tengo que estar allá cariño, nos veremos.

Ella hizo un mohín y se recogió el cabello.

- Espero verte pronto Johnny - sonrió.

Él asintió y salió de la habitación, era una lástima que para esa muchacha el fuera casi como un héroe, deseó que siempre siguiera siendo así para ella, pero él no cambiaría ni por ella ni por nadie. Bajó las escaleras corriendo y encontró a Jensen bebiendo un trago tras otro, lo agarró de un brazo y sacándolo de alli,lo arrastró hacia afuera.

- Debemos irnos, yo manejaré tú no estás en condiciones para nada - murmuró molesto.

Tocó la bocina y aceleró sin miramientos, se preguntó que tan mala podía ser la situación allá en la Base, y en que era casi providencial que Burns hubiese decidido irse antes, su líder tenia un sexto sentido al parecer. No tuvieron contratiempos en las calles, pero al salir del Bronx las cosas eran diferentes.